Cuando desperté te vi entre acero y cristales, territorio ajeno, circunstancia y miedo a enamorarme, en cambio no sentí duda ¡eras tú!, ¡eres tú!
Se de la diferencia de los relojes, faltare a mi palabra pero con certeza al amar, aunque siempre dude, aunque nunca aprenda a verte sin desear que me beses.
No llevo la cuenta de los minutos que pasaron desde la última vez que te vi, muchos o pocos, son dolorosos como garras feroces rasgando mi pecho que hoy muere por ti.
Te busco entre los árboles y te recuerdo con mis amigos, no pienses mal, eres excelente.
Tantas cosas hemos vivido que solo nosotros podemos entendernos.
Mientras espero tu llamado vivo los días como si estuvieses a mi lado, el pecho me tiembla y mi cabeza recién llega de la guerra y no demora en volver a su puesto.
Entre la tormenta y los silencios voy componiendo una eterna melodía para una eterna espera, entre guitarra y constelaciones creo verte llegar, pero solo eres otro espejismo.
3 comentarios:
Muy bonito. Más: un bello poema. Gracias.
Esperándole..así me siento yo tb..gracias porque lo que yo no puedo expresar está en esas líneas..y pensando en su llamada se me sale el corazón...gracias
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