Cierro los ojos y maldigo al silencio, me espanto en tu recuerdo y
lloro, cansado, temeroso de caer al vacio y no volver a rozar el Olimpo eterno
de tu abrazo.
Maldigo los relojes esperando tu respuesta y solo escucho el tibio
latido de mi alma haciendo eco con tu nombre y por fin me duermo, siempre
pensando en ti.
Te busco en las calles donde nunca te vi, repaso los momentos en que te
ame, te busco y te busco y siempre quedo aquí, tan solo, vacío sabiendo que
nuevamente no estarás aquí.
Cierro los ojos, estiro mi cuerpo y en cada vertebra suena tu voz, hasta
en los latidos agitados de esa noche en la que te cante esa canción, esa noche imborrable
en la que te ame.
Y siempre estoy aquí, como lo supuse cuando te conocí, pensando en cada
uno de tus pasos, en donde sueño en que vengas a nuestra guarida donde nos
escondimos.
Y siempre estoy aquí, como te lo dije cuando te conocí; pensando en ti.
1 comentario:
Gracias por tu visita. Precioso recuerdo, preciosas palabras, sentimientos a flor de piel en la soledad de la oscuridad del no saber.
Un abrazo.
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